HOY ES MARTES Y TOCA CASO REAL TRATAMIENTOS TÉRMICOS
Por fin es martes, hace un día precioso, lluvioso y nublado.
Aprovecharemos para pasarnos a las sopas caliente, los garbanzos y las alubias. ¡¡¡ Que gozada!!!!
Es lo lógico en esta fecha porque estamos en otoño, como es lo lógico que los ciclos de temple lleven asociado la palabra deformación.
Como ya sabemos, la dureza en un temple depende de la composición de la aleación, particularmente del % de carbono y la proporción de algunos otros aleantes endurecedores.
Tradicionalmente existían empresas para la construcción de este tipo
especifico de pieza.
Estas empresa han ido retirándose y actualmente se solicitan al mecanizador tradicional sufrideras en aceros al carbono tipo 1.2842, antiguo F5229, para durezas de 58/62HRc.
Con esta aleación podemos alcanzar esta dureza con un temple en aceite sin problema.
Donde viene el problema, en las «deformaciones».
Partimos de acero en estado ferrifico-perlitico, que durante el calentamiento del tratamiento térmico sufrirá dilataciones y contracciones, a medida que pase hacia el estado austenitíco.
En el enfriamiento brusco, propio del temple, sufrirá contracciones bruscas, lo que afectará a sus dimensionalidad.
Finalmente, al alcanzar la estructura martensitica, propia del temple, sufrirá un aumento de volumen, porque la celda martensítica ocupa un volumen superior a la celda primigenia, de ferrita -perlita.
Estas variaciones afectaran a las dimensiones finales de la pieza y deben preverse previamente en la fabricación de la pieza, dejando demasías.
Una sufridera es por definición una pieza larga y fina, y los comportamientos dimensionales seran mucho peores,
Al estar templada hasta el núcleo, no tenemos posibilidad de enderezado, por que la pieza rompería fácilmente.
Cuanto mas larga es la sufridera mayor es el problema y mayor el costo de tratamiento.
Por eso aconsejo usar para estas construcciones, un acero pretemplado, que con una alta resistencia mecánica para conformar chapa y realizar un ciclo de nitruración.